7. Haunebu II

Esos platillos volantes de las diferentes series Haunebu de los que existen fotografías obtenidas por los aliados cuando invadieron el territorio del III Reich y en cuya incuestionable autenticidad se apoya el informe tienen especial importancia.








Según uno de estos informes que vemos a continuación en 1945 ya estaban construidos contando todos los modelos un total de 261 aparatos:

El aparato volador Haunebu II continúa explicando el informe poseía un cañón de grandes dimensiones que habría de provocar una impresión inolvidable en toda persona que lo contemplase sin estar preparada para ello o sin saber de qué se trataba, y superaba los 25 metros de diámetro, en su eje central alcanzaba los 10 metros de altura.

Prototipo Haunebu II - Dostra.






KT-P2 Cuadro de mandos de navegación celestial Haenebu IV.

El general Patton en el asalto de las instalaciones subterráneas de las montañas de Peenemünde 1945 encontró una serie de aparatos extraños, quería destruirlos pero los mandos lo hicieron llevar a la base científica LASL de los Álamos en Nuevo México, los científicos al examinarlos no salieron de su asombro: encontraron sistemas de navegación desconocidos, manómetros con altitudes y velocidades igualables a la ciencia ficción, sistemas polares y vi direccionales por magnetismo, alto voltaje, iluminación, eléctricos Anti-interferencias etc., las fechas inscritas datan de sistema de navegación celestial alemanes en 1943 y mucho antes de 1942.

KT-P2; Algunas figuras del cuadro de mandos de Navegación Celestial

Bombas en forma de discos y platillos Vril

Que algunos artefactos bélicos alemanes tenían una extraña forma discoidal no es ningún secreto. Así, bajo la designación de V-4 la generalidad del público sólo conoce la V-1 y la V-2 se construyeron varios discos voladores para ser empleados como bombas volantes.

Así, los datos llegados hasta nosotros aseguran que en 1941 ya habían sido acometidos los estudios para diseñar la peonza volante de Schriever-Habermohl, un avión de forma circular y despegue vertical provisto de motores de reacción convencional, efectuándose a finales de 1942 las primeras pruebas de vuelo, durante las cuales se constataron graves errores de construcción.



Paralelamente, y después de una larga serie de ensayos, el ingeniero Richard Miethe comenzó a trabajar también en 1942 en la construcción de aparatos que volaran y tuvieran forma de disco.

De sus investigaciones, realizadas en colaboración con el científico italiano Giuseppe Bellonzo, surgiría una nueva versión de la V-7.

Transcurrido un tiempo, y bajo el apoyo del propio Führer, los equipos Miethe-Bellonzo y Schriever-Habermohl entraron en contacto con el propósito de aunar esfuerzos para realizar coordinadamente sus investigaciones y hacer otras en conjunto. Finalmente sus esfuerzos dieron como fruto la primera, legendaria e increíble V-7, aparato similar a un helicóptero ultrasónico que presentaba doce agregados tipo turbo BMW-028. En su primera prueba se remontó a una altura de 20.813 metros de altitud, alcanzando en la segunda 24.200. Y todo ello utilizando helio como combustible de base.

Por otra parte, se desarrolló también otra línea de discos volantes conocidos como serie Vril. De ella se ocupó el grupo Schumann en íntima relación con el departamento E-4, de la SS, especializado en armas milagrosas.

Planos y Prototipos Vril.

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